martes, 12 de julio de 2016

Nacer.


"No se si alguien te ha contado que, al convertirte en madre, ganas un par de alas.
Si, es un pequeño secreto que tenemos todas las mamis. Son alas de Ángel de la Guarda. El mejor y más apropiado que tu bebé puede tener.
No habrá nada ni nadie en el mundo que proteja más y mejor a esa personita que tú.
Nadie lo amará como tú.
Ese deber de protección que traen consigo estas alas, y que puede parecer muy difícil  a veces, trae también un extra: Te unen a la tribu más antigua de la humanidad.
La única tribu que no entiende de razas, de religiones ni de fronteras.
Podrás reconocer fácilmente a cada uno de sus miembros porque podrás ver sus alas también. Las verás en alguna amiga, en alguien del bus, en la panadería, comprando pañales...Las verás en tu madre, más hermosas que nunca.
Búscalas las si alguna vez te sientes sola o piensas que algo te viene grande, una simple mirada será mas que suficiente para la comunicación.
Yo estaré aquí también por si me necesitas."

Esta carta la escribí hace tiempo y se la doy a mis amigas que han sido mamis, para que nunca se olviden de que, más o menos lejos, siempre estaré para ellas.

Hoy, esta tarde a las seis menos cuarto, he visto como mi hermana ganaba ese par de alas al tiempo que yo, con una mano temblorosa, cortaba ese cordón que la había unido a Carlota durante nueve meses.
Nunca le agradeceré lo suficiente el hecho de que me haya dejado acompañarla hoy.
Me he emocionado hasta un punto que sólo la que ha pasado por ahí puede entender.
Mi interior se ha estremecido al recordar cuando estaba en su situación y me he sentido la persona mas afortunada del mundo al ver nacer a la sobrina más bonita del universo.

Bienvenda Carlota. Tienes la mejor mami del mundo. La mejor Ángel de la Guarda.
Os quiero.